09 noviembre 2006

Metroclable Medellin

Orgullo Paisa......Orgullo Colombiano Antioquia y su capital Medellín tiene Metrocable, otro motivo más para que los Antioqueños en su sentido de pertenencia, su idiosincrasia Paisa exagerada que los caracteriza, grite ante propios y extraños, que somos la primera ciudad del mundo en tener un teleférico integrado a un servicio de transporte masivo y popular de pasajeros, como es el metro de Medellín. El Metro Cable de Medellín, es, no solamente una novedad como solución de transporte para una comunidad de escasos recursos económicos, sino una oportunidad para el turismo que le permitirá jalonar progreso en la zona, suscitar interés en otras ciudades, sino también y principalmente una obra que será recordada por su incidencia social. La población beneficiada en el área de influencia se calcula en 150.000 personas, situada en barrios altos, de difícil acceso y pertenecientes a los estratos socioeconómicos clasificados como uno, dos y tres. Estos barrios se encuentran en la zona nororiental de la ciudad, tales como populares 1 y 2, Granizal, Andalucía, La Francia, La Esperanza y Santo Domingo Savio. La longitud de este cable aéreo es de 4.100 metros que serán recorridos en 90 cómodas cabinas, cada una con capacidad para diez pasajeros “ocho sentados y dos de pie”. El impacto social es reconocido por sus habitantes, y no es para menos cuando más de uno, dice que es la primera vez que el Estado se acuerda de ellos. La mano de obra fue contratada en un alto porcentaje entre sus mismos moradores, que les permitió tener una fuente de empleo. La capacitación con anterioridad y una intensa tarea pedagógica en torno al Metro Cable ha permitido una admirable reacción por parte de la gente y reconocen el avance tecnológico de gran significado social y humano. Los otros barrios marginados podrán con su frente en alto decir a propios y extraños: Bienvenidos! ¿Heeee... ave María pues hombre! - Más contentos que marrano estrenando lazo --¡Papá! Que Paisas tan engreídos, dirán por ahí las malas lenguas, pero esa es la verdad. -¡Vea mi Don!No es por nada, ni por nada, pero eso es una dicha montar en esas gondolitas transparentes que dejan ver lo ancho y bonito que es Medallo. Invito desde esta tierra tenaz y montañera a todos mis coterráneos de Colombia y del extranjero a visitar nuestra ciudad pa’que monten en Metrocable y se den cuenta lo que es cacao con chocolate. A mis paisanitos de Medellín que viven en las zonas rosas de la ciudad, para que se olviden de prejuicios, se salgan de sus ropas almidonadas, por un rato se humanicen, y camuflados con el populacho noble y trabajador, disfruten de las cosas simples y sencillas que nos brinda la vida. --¿ Que por allá echan mucha bala...? ¡Nooo...que vaaaa! Eso sucedía hace como dos años, que esos muchachos sin empleo, la barriga vacía y las tripas silbando de hambre, se mantenían todos verracos unos con los otros, pero eso cambió hace mucho rato. Ahora casi todos están trabajando y practicando la cultura Metro. Vea mi Don, usted se cambia de ropita, unos tenis pisahuevos de esos baratos que venden en guayaco, una pantaloneta de colores bien chillones, de esas que usan los chocuanitos pa’tirar pinta y conquistar morochas.Con ese atuendo se mezcla con el Rialengo “Realengo”, y nadie se va a dar cuenta que usted es un potentado que disfruta montando en Metrocable. Olvídese del montero cuatro puertas, de la chequera, el celular y la tarjeta de crédito, lleve solo los documentos de identidad y unos cuantos pesitos en efectivo para tomar Guaro, cerveza o guarapo helado, comer chunchurrio o cunchurria “tripa frita y tostada”, picada de asadura o fríjoles cargamantos con coles y garra de marrano.Te bajàs en cualquiera de las estaciones y dialogàs con sus gentes que de seguro tendrán muchas cosas para contarte, historias que no haz oído, ni te las imaginas, por que el dolor del humilde nuca sale en los medios de comunicación. Allá en esas laderas llenas de casitas humildes está el mirador más bello para contemplar la ciudad en lontananza cual bella y grande es. Dele rienda suelta a tus antojos cohibidos, y comes rellena o chorizos, un chicharrón de 20 patas con arepa de maíz pelao, una picada de asadura que contenga, bofe, corazón, hígado, pajarilla y guargüero, y lo asientas con una taza de mazamorra helada. Esos pesos que te gastas en un placer prohíbido, será una anécdota de tu vida, y una millonaria suma para el humilde comerciante. ¡Pellízquese paisanito! Recuerda que esta magna obra, es tuya...mía y de todos.En su construcción, de una u otra forma tu colaboraste con ella, mucho o poco, de ese dinero que se invirtió, alguna vez circuló en el fondo de tu bolsillo. --¿ y nosotros los pobres qué...? Vea mi Don...No se preocupe por eso, que el servicio es para todos y en iguales partes, tanto el costo como el servicio ---¡ Baratico! ---míseros 1000 pesitos, como quien dice, 30 centavos de Dolar pa'los del otro lado del charco.Es decir: con el mismo tiquete que compras en cualquier estación del metro, viajas por todo su recorrido, das la vuelta en el metro cable y regresas a tu casita, y como si fuera poco, antes de irte, te dice gracias y aquí te esperamos con los brazos abiertos.--¡Que tal el gangazo! Cualquiera se le apunta, ¿Si...si? El Metrocable no solo será un medio de transporte de carácter social, sino una nueva fuente de turismo para propios y extranjeros, renglón que por generar empleo y divisas, mejorará la calidad de vida de los habitantes de estas zonas que hasta hace poco se consideraban marginados y estigmatizados. El Metrocable cambió el paisaje, y sus gondolitas serán mágicos avioncitos para que los niños, echen a volar sus infantiles sueños. Ya los aires no serán patrimonio de siriríes y gallinazos, ahora son cometas, águilas y golondrinas, compartiendo espacio con las gondolitas que como farolitos de navidad, cruzarán en ráudo vuelo llevando dentro, mujeres y hombres tejiendo sueños de libertad, mientras allá en lo alto, las verdes montañas de Medellín en pundonoroso beso, tímidas se abrazan con el azul del cielo. El Metrocable será una vez más...Otro espacio exagerado y noble del montañero audaz, para gritar sin envidia, rencor y odios.... ¡Que orgulloso me siento de ser colombiano!

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