08 noviembre 2006

Me mintieron sobre medellin

Por: Sebastián Avellán Periodista de LA HORA Ecuador Dicen que hay que verlo para creerlo y después de viajar a la ciudad de Medellín, que tiene fama de ser una de las urbes más violentas del mundo, tengo que decirles que lo que nos contaron en las películas ‘Rosario Tijeras’ y ‘La Virgen de los Sicarios’ era pura ficción. Cuando volaba hacia la ciudad de la eterna primavera pensé que era mi último viaje y me arrepentía durante el vuelo de no haber llevado un chaleco antibalas y un revólver en la correa de mi pantalón. Es que en verdad tenía miedo que "me quiebren" como dirían los paisas. Pero no los necesité, porque me sentí más seguro que en Ibarra. Según me contaba uno de los tantos taxistas, por cierto amable, algo muy extraño en Ecuador, Medellín no es como le pintan. "Hombre hay zonas peligrosas como en toda ciudad, pero acá todo es bacán y la policía está por todas partes. Osea que fresco mi parce porque acá no le pasa nada", me dijo. Y tenía razón, al contrario, me encontré con tanta gente solidaria que me parecía increíble, porque los ecuatorianos somos fríos y a veces ni siquiera respondemos a las preguntas que nos hacen los foráneos. En cambio allá, en la Colombia que de lejos infunde miedo, pero de cerca respeto, los "paisas" le dejan en la puerta del hotel y se ocupan que llegue sano y salvo a la habitación. Que diferentes somos a pesar de que estamos tan cerca y eso es lamentable, porque a pesar de todo lo que nos muestran las noticias de la televisión, Colombia tiene mucho que enseñarnos. Los colombianos están lejos de ser lo que nos dijeron las cadenas internacionales de noticias y los periódicos amarillistas. Ellos saben que tienen fuertes problemas, pero la vida es una fiesta y la viven a diario y se sienten orgullosos de su tierra. Sacan pecho por Juanes y por su presidente, Álvaro Uribe, porque también es "paisa". Hablan con un amor envidiable de Botero y sienten una pasión única por Natalia Paris, porque la modelo mejor pagada de Colombia es de Medellín. Además, hablan con amor del metro y de las mujeres de Medellín, porque eso sí, "al cesar lo que del cesar" no hay mujeres feas. Eso es Medellín, una ciudad que asusta si no se la conoce, pero que impresiona cuando se está en sus calles limpias y llenas de árboles.

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